lunes, 19 de mayo de 2014

Mis pensamientos

                     Mis pensamientos
Desde hoy no paro de pensar en que hemos perdido todo y que aún no veo ese día en que todo esto acabe y todos podamos tener ese trabajo humilde, que pocos de los que estamos acá bajo nuestros toldos teníamos. Ahora solo tenemos y unos simples palos clavados en el suelo con un naylon que intenta simular un techo, donde pasamos nuestras noches y nos refugiamos de las lluvias. Lo más difícil es intentar ser más estricta con mis hijas, no porque ése sea mi carácter, sino que no quiero que ellas me vean mal, yo quiero enseñarles que no hay que estar pase lo que pase. Eso no significa que no sea buena o amorosa con ellas, muchas veces he tenido que sacarme el bocado de la boca, solo para dárselo a ellas.
 Esta mañana me levanté para ver que mis fueran a la escuela como todos los días. Luego, a las doce en punto, esperaba a mis hijas bajo el toldo para ir a trabajar, cuando a la una en punto de la tarde pasó una camioneta, que cargó gente para llevarla a trabajar a los campos de algodón. Mientras esperábamos con mis hijas la llegada de la camioneta para ir a trabajar, no puede evitar pensar qué sucedería con mis hijas el día en que yo no estuviera con ellas, y qué podría dejarles, si ya habíamos perdido totalmente todo. Entonces fue cuando mire a mi alrededor y miré a toda esa gente que había perdido todo igual que yo y estaban bajo sus toldos, mirándose mutuamente con mucha tristeza en sus ojos. De repente, sentí que alguien me jalaba de la blusa. Cuando miro hacia abajo me doy cuenta de que era una de mis hijas que quería avisarme que la camioneta nos estaba esperando. Entonces dejé de pensar y ayudé a mis hijas a subirse a la camioneta. Detrás de ellas, subí yo. Estábamos partiendo hacia los campos de algodón para trabajar. Lo hacíamos desde las 13:00 en punto de la tarde hasta las 18:30 de la tarde. Era agotador, y no quiero imaginarme cómo sería para unas niñas de seis y cinco años de edad como mis hijas.
Era difícil levantarme todos los días y tener que hacer siempre la misma rutina, y siempre pensar en las mismas cosas y angustiarme por no poder darles todo lo que quería darles a mis hijas. Lo único que sí podía darles era una educación, llevarlas a la escuela, un trabajo en los campos de algodón, todo mi cariño y amor.
En el día de hoy vi a una fotógrafa que estaba tomando fotos a las personas a mí alrededor, vi que se me acercaba y, de repente, la tenía frente a mí. Nos miramos fijamente y ella dijo unas palabras “Disculpe, ¿Puedo tomarle una foto a usted y sus tres hijas?..”  . En ese momento pensé por un momento cuál sería mi respuesta, y como ella notó que yo dudaba, me explicó el motivo por el cual tomaría la foto. Ella me respondió; “Dorotea Lange”. En ese instante, cuando miré a los demás toldos de mí alrededor, ella tomó la fotografía. Luego me agradeció y partió.
Nunca más oí hablar de esa mujer. Me pregunto qué habrá pasado con esa fotografía….